A la salida de un vestuario alegre, con rostros satisfechos, Juan Pablo Rocchi, el defensor devenido en mediocampista que jugó aún habiendo tenido esa mañana unas líneas de fiebre, se refirió a la buena tarea que tuvo el equipo en general: “De a poco vamos jugando como quiere “cachín”, lo vamos conociendo día a día e interpretando mejor” y luego remató: “Lo importantes es que ganamos y eso trae tranquilidad”. Claro que su semblante transmitía esa sensación del deber cumplido que trae un triunfo merecido, pero en este club, el defensor de Inriville entiende que ganar se trata casi de una obligación: “Cuando te ponés esta camiseta sabés que tenés que luchar hasta el final del torneo, porque es un grande y hay que ganar siempre”. Justamente, hacía algunas fechas que el “gallo” no le conocía la cara a la victoria, y la derrota del fin de semana ante Español, había calado hondo en los muchachos: “Siempre que se pierde duele, y sobretodo cuando sentís que los que te ganan no son superiores a vos, pero dimos vuelta la hoja rápidamente y enfrentamos a Sarmiento con todas las ganas de hacer las cosas bien”. En relación al mensaje previo que les dio el D.T., teniendo en cuenta la semana corta pero tumultuosa que se vivió por el oeste, nos hizo un breve resumen: “Nos pidió que estuviéramos tranquilos, que cuidemos la pelota, que no perdamos el orden, y cuando fuéramos al ataque, que lo hiciéramos con serenidad, para así poder conseguir el gol”. Respecto a su nueva función en el equipo, sostuvo: “Me sentí bien en esta posición, me tocó jugar con fiebre, por eso me costó arrancar, me sentí pesado al principio” para luego cerrar con algo que parece de perogrullo, pero sabemos que no lo es para nada, menos cuando hacía cuatro partidos que el gallo no cacareaba en su casa: “Más allá del puesto en el que juegue, lo que me importa es que se ganó”.
Martin Capaccio.
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