El escenario es el mismo, el Francisco Urbano, pero ha cambiado el director de la obra. Entonces, es esperable que la escenografía cambie. Tal vez no de golpe, en el estreno, en esta primera presentación del equipo que ahora dirige un experimentado, “cachín” Blanco.
Los actores son los mismos, pero los personajes pueden cambiar en su caracterización. Veremos un Sparapani más audaz, un Iñiguez desplegando todo su potencial, un Bruno más acompañado en la recuperación del balón? Claro que habrá escenas que se repetirán, pero seguramente también se verán modificaciones en la iluminación; en dónde hará foco el nuevo director?
Es cierto que este gallo necesitaba un cambio de maquillaje, una redecoración, un entramado más armónico pero bastará un cambio de vestuario para encaminar a este plantel al éxito?
Ojalá que la obra escénica nos muestre otra dinámica, que la iluminación, los efectos de sonido, la ambientación, en fin, la manera de trabajar de “cachín” le puedan dar otra fisonomía al equipo. En realidad, son todos factores, accesorios, a veces muy importantes, que ilusionan sí, pero siempre detrás de bastidores y que en definitiva, complementan lo que los actores puedan hacer en escena.
Por ahora van siendo conjeturas que de a poco irán resolviéndose. De todas formas, bien vale andar con el ojo atento, porque más allá de los nombres, los pintores usan con frecuencia una frase: “un cuadro se aguanta o no se aguanta, se sostiene o no, por su estructura geométrica”. La metáfora alude al esqueleto del dibujo, de la pintura, a su estructura, a su composición. Y un cuadro se aguanta o se sostiene, cuando está bien compuesto.
Es deseable que el Urbano se vista de fiesta, que se ponga “su mejor traje de luces”, que reciba al equipo como se merece, y como decía Joaquín Sabina “ocupen su localidad y presten todos atención, a punto está de levantarse el telón”
Martin Capaccio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario