SIN PALABRAS

Si uno tuviera que expresar la alegría por la vuelta de este jugador, probablemente se quedaría sin palabras...Tal vez suene exagerado pensar que así como el museo del “Louvre” en París tiene a la famosa Gioconda de Leonardo Da Vinci que no para de mirar y sonreír para homenajear a los turistas, o el museo “Reina Sofía” en Madrid exhibe con orgullo al Guernica, la famosa pintura de Picasso que recibe a todas las visitas, el museo del Oeste también tiene a una de sus piezas más importantes, Damián Emilio Akerman. No es que se quiera soslayar la rica historia del Deportivo Morón que ya lleva 63 años de vida, y sería injusto nombrar algunas de sus joyas más preciadas en detrimento de otras. Pero tan injusto como dejar de reconocer, hoy por hoy, que el cordobés de Morteros haya vuelto a las canchas significa, de alguna manera, para muchos de los hinchas del gallo, lo que para un adolescente -y tal vez algunos años más- encontrarse en el boliche con la muchacha que siempre le gustó, la que le trae inolvidables recuerdos, la que en cierto modo, se les quedó en el corazón. Ni el más desmemoriado podrá olvidar fácilmente esa imagen que quedó congelada en el recuerdo, la del doble sombrero que le hizo a la defensa de Estudiantes de Caseros una noche en el Urbano, antes de convertir la obra de arte ante el “cubito” Cáceres, en el arco que da a la popular local. Quizá por la torpeza propia por la emoción del reencuentro, el Espolón del gallo le confesó sus sensaciones al goleador histórico, y entre sorprendido y alegrado, se restó importancia: “La verdad que no, creo que no es tan así. Igual, me llena de orgullo que digan eso. Es una alegría para mi que piensen de esa forma, como también lo es jugar en este equipo”. Por si acaso la comparación le pareció un exabrupto, inconveniente o inesperada, y porque no es nuestro estilo molestar a nadie, optamos por pasar a hablar del partido. Notamos una carencia en la producción del equipo, en la ilación de jugadas colectivas, lo que provocó una recurrencia al juego aéreo, y se lo hicimos saber. Al respecto, nos dijo: “El partido de hoy, no es una medida para evaluar si al equipo le cuesta más llegar con la pelota por abajo que por arriba, mediante centros, ya que el tamaño de la cancha y además por cómo se dio el partido eso fue muy difícil. Fue muy luchado, trabado, en el que había que meter mucho y tuvimos pocas oportunidades de gol.”. Hizo una pausa, como recordando los últimos 180 minutos de su equipo, y continuó: “Tal vez nos falte crear alguna ocasión bien clara, en la que quede algún delantero mano a mano con el arquero rival. Pero tenemos gente capacitada para hacer ese trabajo, de hecho frente a Los Andes tuvimos varias chances con jugadas bien hilvanadas. Tenemos un gran jugador como Sparapani, que es muy claro y que al delantero lo tiene siempre bien alimentado”. Del penal mal cobrado en contra de Morón y la actuación de Gutiérrez –el referee del partido jugado en Munro-, prefirió opinar con cautela: “Respecto al árbitro, son partidos, es complicado hablar porque es un poco como los jugadores, a veces están bien, a veces están mal, aunque creo que hoy se equivocó en un par de jugadas pero esto es así. Por suerte chiche nos salvó en el penal.”. Con la mente ya puesta en lo que se viene, se hizo cargo del futuro inmediato: “Se nos vienen dos partidos importantísimos. Primero Estudiantes que está puntero, que tiene un equipo interesante pero nosotros somos locales y tenemos con qué ganar ese partido. Y luego Chicago, un clásico al que no hay que agregar nada para saber la importancia que tiene”, y luego se fue, tal vez con la inconciencia del que le es común hacer estallar gargantas que se desgañitan de alegría, de emoción, cada vez que Damián los mira, como mira la Gioconda, ofreciéndoles un nuevo gol. Y justo antes de enfrentar a Estudiantes…

Martin Capaccio.