miércoles, 30 de marzo de 2011

LA HUMILDAD DE NAHUEL



Nahuel -Chacón- parece tímido, como escondido en esos ojos respetuosos, que van pidiendo permiso a la hora de acercarse al grabador. Tranquilo, con una humildad que ojalá siempre conserve, escucha atentamente la pregunta, y luego responde, con la misma claridad con la que juega, más allá de que las cosas le salgan bien, muy bien o regular. Así sucedió en el post partido frente a Platense, a la salida del vestuario visitante, cuando se refirió a la diferencia que mostró el partido entre los primeros y los segundos 45’: “En el PT, al jugar nosotros con tres volantes y un engache, ellos tuvieron mejor y más salida por los costados, porque sumaban a los laterales al ataque, y así nos complicaron por las bandas. En el complemento, “cachín” decidió formar dos líneas de cuatro –yo pasé al costado izquierdo de la línea media de volantes y no ya de enganche-, y así tapamos automáticamente los laterales de ellos y a partir de robarle la pelota lo más lejos posible de nuestro arco, pudimos jugar más sueltos, y cortamos los circuitos de juego del rival.” Sin dudas que los primeros 15, casi 20’ del segundo capítulo fueron así, pero luego el “calamar” se vino a la carga, y creó más de una posibilidad en la que pudo haber llegado al empate: “Es cierto, pero Platense nos llegó más por la inercia propia de ir perdiendo y tener que ir a buscar el empate como sea y más siendo locales. Si bien ellos llegaron, lo hicieron a través de centros frontales o corners y tiros libres de los costados.” Nahuel sabe expresar el fútbol tanto dentro como fuera de la cancha. Le pedimos que nos contara cómo vivió su primer gol en primera, y nos contó una anécdota: “Hoy se invirtieron los roles. Adrián Longo –A.C.- me había dicho que iba a tener una oportunidad adentro del área, que espere el momento y fuera paciente porque la pelota iba a llegar, y así sucedió. Estoy muy agradecido con “Rodri” –por Rodrigo Acosta- que me mandó el centro y con Adrián –por Adrián Longo- que me dio el consejo”. Probablemente, ese cabezazo casi a los 10’ del S.T. lo recordará para toda la vida, porque además de abrir su cuenta personal en la red –aún no cumplió 21 años-, y haber servido para que Morón se llevase la victoria, anécdota aparte, tuvo muchos condimentos, a saber: un aspecto técnico, en la elaboración del centro y el testarazo: “traté de no cabecearla fuerte porque ya el centro traía suficiente fuerza y tuve miedo que se me fuera por arriba, así que apenas la toqué para cambiarle el rumbo, creo que rozó en un defensor y entró”, la confianza necesaria que siempre es bueno tener: “Sabía que “Rodri” iba a desbordar, confié en que le iba a ganar la cuerda al defensor y yo también me tuve fe y por suerte se dio el gol”, y el aspecto emocional o emotivo: “Me acordé de mucha gente, de mi familia, de mis amigos, fue un momento inolvidable y se me pasaron muchas cosas por la cabeza”.
Por si todo esto fuera poco, dejó su conclusión de lo acontecido en la tarde del sábado en Vicente López: “La conclusión es que son 3 puntos de oro, primero porque ellos estaban justamente 3 puntos abajo nuestro, además, porque son un equipo de renombre en la categoría, que tiene buenos jugadores y, finalmente, estoy muy contento con el equipo porque supo aguantar en el momento en que así lo pedía el partido, y cuando tuvo que atacar, lo hizo bien”. Como bonus truck, dejó su sello, indeleble: “Más que el gol, es importante haber conseguido el triunfo con el equipo”. Nahuel es así, alguien que entiende que en el fútbol debe primar lo colectivo por sobre lo individual, alguien con el que se puede charlar de fútbol incluso a la salida de 90’ calientes, y que, por más tímido que pueda parecer, para jugar y para declarar, no usa cassettes, usa la cabeza.


Martin Capaccio.

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