Deportivo Morón igualó sin goles en la primera seminifinal frente a su par de Merlo.
Con idéntico resultado de local, clasifica a la final de reducido. El resultado fue justo y los dos parecían conformes.
Así fue el mediodía dominguero del gallito. Una cita nublada, fría de emociones, muy distinta a la noche del miércoles en la que el Urbano ardió con el agónico gol de Veguita. El empate no era mal resultado para el gallo sabiendo que luego, en el Urbano, otro empate lo deposita directamente en la final. Pero Morón no se movió de ahí. Hizo tablas con su rival porque ninguno de los dos se animó a sacar a la reina. Seccafien se asomó un par de veces por el arco rival, una por tiempo. El buen enganche de Merlo, Matías Roldán, apenas si intentó enhebrar algo de fútbol, pero fue bien marcado por el mediocampo visitante. El alfil Akerman no pudo meter ni una sola de sus angelicales y temidas diagonales y Vaccaría anduvo dos veces cerca, pero esta vez, fue apenas bueno. La mitad de la cancha no repitió la performance de la última vez que visitó este estadio, cuando venció por 4 a 1 a S. Español. Porque Porcel no fue hoy quien manejó las riendas de ese barrilete que se remontaba por las puntas con Vega y M. Sanchez ya que De Muner se ocupa de que no lo remonte el equipo rival, pero no es un gran titiritero, ni le gusta jugar con el viento. Entonces Porcel avanzaba por izquierda, pero no gravitaba como cuando es el eje de la zona central. Así y todo se las ingenió para habilitar al ‘colo’ Vaccaría que por un cachito no alcanzó a puntear un pelota que con cambiarle el rumbo, hubiera tenido cita con la red. Por la punta derecha M. Sanchez ofrecía mucha lucha, una especie de peón con mucha entrega, con la fuerza y tozudez de un peón, pero también con el mismo margen y capacidad resolutiva de una pieza que suma, pero no tiene en sus posibilidades más que una chance de mover la pieza. Distinto es Vega que ofrece una variada gama de funciones; Es una torre que deja el surco por su andarivel, pero entró en el S.T. y cuando el enroque que ambos equipos tácitamente pactaron ya se había consumado. La defensa es lo que mejor anduvo hoy en el equipo del tano. Y si bien Griffo no transmitió seguridad –parecido al torpe rey que en el ajedrez tiene un sólo movimiento y a veces no sabe para dónde ir- ya que en un par oportunidades dio rebotes innecesarios y muy riesgosos, transformando en peligrosas jugadas que de por sí no lo eran, lo mejor del gallito se vio en su aguerrida y segura defensa. Y como Morón no tenía las torres en el medio, las tuvo atrás, por las puntas. Homero Sartori probablemente haya jugado su mejor partido en el equipo del oeste. Bien en la marca, estirándose para algún quite providencial, y luego sumándose en ataque para ponerle los pelos de puntos en dos ocasiones al muy buen arquero del charro que es Armani. Y Russo por el sector izquierdo, con dudas en el P.T. y mejorando mucho en la segunda epata, fue la otra torre, pero en este caso la que se quedó quietita cuidando al rey, sin subir ni una sola vez, la que hizo el enroque, que se produjo a los 20’, luego del buen cabezazo de Vaccaría a colocar y a contrapierna del arquero, tras un centro de Sartori, que pasó cerquita del ángulo izquierdo del portero. Ahí se acabó, dejaron de atacarse. Sólo intentaron movimientos que tendieron más bien a encerrarse para no hacerse daño, como los boxeadores cansados que se acercan entre sí para que pasen los minutos y tratar de no salir lastimados por una piña inesperada.
Morón será local y tiene el changuí del empate, como si un campeón mundial de box defendiera su corona en su país. Es mucha ventaja como para desperdiciarla en una solo noche. Ya le pasó que andaba mejor que el rival, se descuidó y le metieron una trompada que casi lo saca de la pelea. Por suerte tuvo mucho coraje para no darse por vencido y noqueó cuando ya nadie lo esperaba. Pero para ilusionase en serio, hace falta más. Que aparezcan los alfiles del gol arriba, la explosión y el temperamento del capitán anímico Peralta, el arrastre de caballo de Casado, que las torres sean Vega y Porcel en ataque y sobretodo, que Seccafien se anime a jugar. Tanto en el ajedrez como en el fútbol, ya no gana el tiene las mejores piezas, sino el que mejor las sabe usar.
Con idéntico resultado de local, clasifica a la final de reducido. El resultado fue justo y los dos parecían conformes.
Así fue el mediodía dominguero del gallito. Una cita nublada, fría de emociones, muy distinta a la noche del miércoles en la que el Urbano ardió con el agónico gol de Veguita. El empate no era mal resultado para el gallo sabiendo que luego, en el Urbano, otro empate lo deposita directamente en la final. Pero Morón no se movió de ahí. Hizo tablas con su rival porque ninguno de los dos se animó a sacar a la reina. Seccafien se asomó un par de veces por el arco rival, una por tiempo. El buen enganche de Merlo, Matías Roldán, apenas si intentó enhebrar algo de fútbol, pero fue bien marcado por el mediocampo visitante. El alfil Akerman no pudo meter ni una sola de sus angelicales y temidas diagonales y Vaccaría anduvo dos veces cerca, pero esta vez, fue apenas bueno. La mitad de la cancha no repitió la performance de la última vez que visitó este estadio, cuando venció por 4 a 1 a S. Español. Porque Porcel no fue hoy quien manejó las riendas de ese barrilete que se remontaba por las puntas con Vega y M. Sanchez ya que De Muner se ocupa de que no lo remonte el equipo rival, pero no es un gran titiritero, ni le gusta jugar con el viento. Entonces Porcel avanzaba por izquierda, pero no gravitaba como cuando es el eje de la zona central. Así y todo se las ingenió para habilitar al ‘colo’ Vaccaría que por un cachito no alcanzó a puntear un pelota que con cambiarle el rumbo, hubiera tenido cita con la red. Por la punta derecha M. Sanchez ofrecía mucha lucha, una especie de peón con mucha entrega, con la fuerza y tozudez de un peón, pero también con el mismo margen y capacidad resolutiva de una pieza que suma, pero no tiene en sus posibilidades más que una chance de mover la pieza. Distinto es Vega que ofrece una variada gama de funciones; Es una torre que deja el surco por su andarivel, pero entró en el S.T. y cuando el enroque que ambos equipos tácitamente pactaron ya se había consumado. La defensa es lo que mejor anduvo hoy en el equipo del tano. Y si bien Griffo no transmitió seguridad –parecido al torpe rey que en el ajedrez tiene un sólo movimiento y a veces no sabe para dónde ir- ya que en un par oportunidades dio rebotes innecesarios y muy riesgosos, transformando en peligrosas jugadas que de por sí no lo eran, lo mejor del gallito se vio en su aguerrida y segura defensa. Y como Morón no tenía las torres en el medio, las tuvo atrás, por las puntas. Homero Sartori probablemente haya jugado su mejor partido en el equipo del oeste. Bien en la marca, estirándose para algún quite providencial, y luego sumándose en ataque para ponerle los pelos de puntos en dos ocasiones al muy buen arquero del charro que es Armani. Y Russo por el sector izquierdo, con dudas en el P.T. y mejorando mucho en la segunda epata, fue la otra torre, pero en este caso la que se quedó quietita cuidando al rey, sin subir ni una sola vez, la que hizo el enroque, que se produjo a los 20’, luego del buen cabezazo de Vaccaría a colocar y a contrapierna del arquero, tras un centro de Sartori, que pasó cerquita del ángulo izquierdo del portero. Ahí se acabó, dejaron de atacarse. Sólo intentaron movimientos que tendieron más bien a encerrarse para no hacerse daño, como los boxeadores cansados que se acercan entre sí para que pasen los minutos y tratar de no salir lastimados por una piña inesperada.
Morón será local y tiene el changuí del empate, como si un campeón mundial de box defendiera su corona en su país. Es mucha ventaja como para desperdiciarla en una solo noche. Ya le pasó que andaba mejor que el rival, se descuidó y le metieron una trompada que casi lo saca de la pelea. Por suerte tuvo mucho coraje para no darse por vencido y noqueó cuando ya nadie lo esperaba. Pero para ilusionase en serio, hace falta más. Que aparezcan los alfiles del gol arriba, la explosión y el temperamento del capitán anímico Peralta, el arrastre de caballo de Casado, que las torres sean Vega y Porcel en ataque y sobretodo, que Seccafien se anime a jugar. Tanto en el ajedrez como en el fútbol, ya no gana el tiene las mejores piezas, sino el que mejor las sabe usar.
Deportivo Merlo 0 vs Deportivo Morón 0
Deportivo Merlo: 1 Franco Armani; 4 Gabriel Ferro, 2 Gastón Vales (14 Sebastián Pistelli), 6 Sebastián Pérez, 3 Zelmar García; 8 Leonardo Melián (18 Mauro Pajón), 5 Maximiliano Pogonza (15 Esteban Casino), 11 Emiliano Ferragut-A; 10 Matías Roldán; 9 Maximiliano Barreiro, 7 Guillermo Leiva. DT. Felipe De La Riva
Sup: 12 Mauro Ruggero, 13 Agustín Paglieri, 16 Maxi Cuello, 17 Mauro Frattini.
Deportivo Morón: 1 Leonardo Griffo; 4 Homero Sartori Méndez, 2 Daniel Cerruti, 6 Oscar Espínola, 3 Roberto Russo; 7 Martín Sánchez, 8 Leandro De Muner-A, 5 Miguel Porcel-A (14 Marcelo Vega); 10 Enrique Seccafien-A (17 Pablo Casado); 9 Damián Akerman, 11 Pablo Vaccaria (18 Juan Pablo Peralta. ST Vicente Stagliano.
Sup: 12 Diego Ezquerra, 13 Nicolás Martínez, 15 Marcos Fernández, 16 Yair Rodríguez.
Terna Arbitral: Árb. Alejandro Derevnin, Asis1. Juan Martín Barrionuevo, Asis2. Julio Varela, 4toÁrb. Gastón Meineri
Estadio: El Porvenir (Local Merlo)
Sup: 12 Mauro Ruggero, 13 Agustín Paglieri, 16 Maxi Cuello, 17 Mauro Frattini.
Deportivo Morón: 1 Leonardo Griffo; 4 Homero Sartori Méndez, 2 Daniel Cerruti, 6 Oscar Espínola, 3 Roberto Russo; 7 Martín Sánchez, 8 Leandro De Muner-A, 5 Miguel Porcel-A (14 Marcelo Vega); 10 Enrique Seccafien-A (17 Pablo Casado); 9 Damián Akerman, 11 Pablo Vaccaria (18 Juan Pablo Peralta. ST Vicente Stagliano.
Sup: 12 Diego Ezquerra, 13 Nicolás Martínez, 15 Marcos Fernández, 16 Yair Rodríguez.
Terna Arbitral: Árb. Alejandro Derevnin, Asis1. Juan Martín Barrionuevo, Asis2. Julio Varela, 4toÁrb. Gastón Meineri
Estadio: El Porvenir (Local Merlo)
Martín Capaccio
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